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Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Ver a Dios como Él es

Actualizado: 1 feb 2021

Al final de este octavario de oración por la unidad de los cristianos os invitamos a leer el libro "Ver a Dios como Él es" del Archimandrita Sofronio, convencidas de que conociendo más el Oriente cristiano, desearemos todavía más la unidad de los cristianos de todas las confesiones.


Realmente desconocemos el modo de pensar la fe de nuestros hermanos orientales y eso es como si respiráramos a Dios solo con un pulmón (en expresión de San Juan Pablo II en su encíclica Ut unum sint).


El libro resulta difícil de leer precisamente porque nuestros conceptos sobre Dios, sobre la persona humana, sobre la oración son distintos, pero abrirnos a la forma oriental de entenderlos es profundamente luminoso. Hacer el esfuerzo de entrar en el discurso y en el modo de pensar que tienen nuestros hermanos nos hará sentirlos más cerca.


Los títulos de algunos capítulos nos resultan provocadores: "Amar a Dios hasta odiarse a sí mismo", "Del llanto espiritual", "De la kénosis y del abandono de Dios"... Pero lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el libro es una biografía espiritual del autor, y por lo tanto, todas estas expresiones responden a la experiencia y al proceso que él mismo ha vivido. Por eso, el libro puede convertirse para nosotros en una guía en el camino del descenso, la humildad y el arrepentimiento, que muchas veces es desconocido para nosotros.


Es muy llamativo, y al mismo tiempo hermoso, cómo el autor hace suya la Sagrada Escritura y cómo continuamente se intercala en sus ideas y palabras y constituye así una señal de cómo se hace realidad la misma Escritura en su vida.


"En ocasiones, el impulso del arrepentimiento es abrumador. En el intelecto y en el corazón no hay nada más que este punzante pensamiento: Soy presa de las tinieblas del mal. Y he aquí que, de modo inesperado, en la sombría prisión del alma penetra la Luz del Sol increado: la Luz que baña todos los espacios cósmicos y que, con ternura, invade nuestro espíritu y nuestro corazón. La vemos y permanecemos en ella; y, sin embargo, no somos todavía capaces de creer en este milagro de la bondad de nuestro Padre. "Y al verle le adoraron. Algunos, sin embargo, dudaron" (Mt 28, 17), pues no eran capaces de asumir lo que había sucedido: Yo, pobre y miserable..., ¿es realmente posible?"


Si nunca lo has hecho, acércate y lee este u otro libro de espiritualidad oriental. Es un paso que das, desde la humildad, a sentir más hermanos a los cristianos orientales.



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