Cuando alguien te conquista lo justo es darse por entero, sin reservar absolutamente nada. Y Dios es así: pasa, mira, llama... y el corazón que se siente interpelado solo puede seguirlo y descubrir el abundante caudal de vida que le quiere regalar. Hoy os dejamos el testimonio de nuestra hermana Natalia, que el día 1 de noviembre hizo su profesión temporal, para ser toda de Jesús.
El primer día después de mi profesión, al llegar a la capilla, sentí algo diferente. Nada tenían que ver en eso las flores o las letras que adornaban el presbiterio.
Una sensación había aparecido en mí haciéndome sentir de un modo nuevo junto al Señor. Tardé unos instantes en darme cuenta de la evidencia: había profesado y ahora me "ataba" a Él un vínculo más firme, más fuerte. La tarde anterior me habla consagrado «en el Espíritu Santo al Padre por su hijo Jesucristo» y eso no dejaba a una igual.
Frente al sagrario, sabía que yo tenía con quien se encontraba allí un compromiso íntimo y personal. Había algo nuevo entre los dos, algo que solo podíamos percibir Él y yo, algo teñido de cierta complicidad, esa que solo tienen los que han compartido un momento intenso desde el que ya nada será lo mismo.
«Tú me has escogido primero». Esa ha sido mi oración estos primeros días después de profesar. Lo cantábamos al inicio de la celebración en las "Alabanzas" y lo he rezado mucho después. El corazón se siente profundamente alegre cuando mira a la Eucaristía y reconoce en el pan a Aquel con el que tiene una alianza, que le ha escogido mucho antes de que existiese, y se siente con una historia firme escrita. Profesar, cómo dicen, ha sido «un paso más», sí. Pero no un paso más hacia arriba, sino hacia Él. Estoy más cerca de Cristo desde que me he consagrado. Desde que cometí la audacia de decir que sí hemos ido creando esa relación tan especial que ese día se consumó. Y no me escogió porque yo sea maravillosa, ni un genio, ni merezca grandes honores. Su Mirada tuvo para bien escogerme sin merecerlo. El corazón se llena de las "alabanzas" que cantamos cuando se sabe así de querida por un amor fiel. Y sigo repitiendo muy dichosa:
¡Porque fuiste Tú el primero que por amor me eligió!
Hna. Natalia de Cristo Sacerdote
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