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Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Solemnidad del Bautismo del Señor

Actualizado: hace 3 días

En el primer domingo después de la Epifanía del Señor, el evangelio nos muestra una de las primeras historias de Jesús tras sus años ocultos: su Bautismo. Después de su pérdida en el templo, se nos presenta la figura de Jesús (con alrededor de 30 años) con uno de los símbolos actuales más importantes dentro de la cristiandad, como es el Bautismo, junto a su primo Juan el Bautista.

Se debe resaltar que, antes de que Jesús se bautizase, la gente de aquella época ya realizaba esta práctica. Fue obra de Juan que, por medio de la intercesión de Dios, le afirmaba a la gente que de esta manera todos sus pecados serían perdonados, sus corazones quedarían limpios (Mc 1, 3).

Los israelitas de aquella época pensaban que Juan era el verdadero Mesías, porque gracias a este símbolo dentro del Río Jordán, sus vidas comenzaban de nuevo. Sin embargo, como muestra de proclamar la verdad, Juan les afirma que vendrá uno más poderoso que él que realizará un Bautismo nuevo: el realizado no con agua, sino con Espíritu Santo (Lc 3, 16). Es decir, con Dios mismo.

Y así fue: cuando Jesús llegó al Río Jordán, trajo al mundo un nuevo Bautismo, el Bautismo cristiano. En donde vuelvo a remarcar (porque cuantas más veces se repite más increíble parece) no solo se perdonan todos los pecados, sino que Dios mismo viene hacia nosotros.

Es esto lo verdaderamente importante de la lectura de hoy. Que nosotros, tanto tú como yo, hemos sido bautizados al igual que Jesús en el Jordán: con Espíritu Santo. Jesús fue el primer en hacerlo, y nosotros, al seguir sus pasos, nos convertimos igual que Él en hijos de Dios Padre.


Pedro Morales Fernández

Cuenca

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