Este evangelio nos invita a reflexionar sobre el misterio de la misión de Jesús y también sobre la importancia de buscar la voluntad de Dios en nuestras propias vidas.
El desconcierto de María y José al perder a Jesús nos recuerda que incluso ellos, a pesar de ser los más cercanos a Él, pueden también a veces no comprender sus caminos. Esto nos muestra que la fe no siempre implica tener todas las respuestas, sino confiar en Dios, incluso cuando su voluntad parece incomprensib
Jesús, con solo doce años, revela su misión divina de forma directa al afirmar: ”¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?” Esto nos hace preguntarnos si también nosotros somos conscientes de nuestra relación con Dios y si dedicamos tiempo con Él y para Él.
Finalmente, el gesto de María de conservar estas experiencias en su corazón es un modelo para nuestra propia vida, nos enseña a meditar sobre lo que no entendemos de inmediato, confiando en que con el tiempo, Dios nos dará claridad. Así como Jesús crecía “en sabiduría, en estatura y en gracia”, este texto nos invita a crecer también en nuestra relación con Dios y en nuestro compromiso con los demás.
Samuel Khoury
Segovia
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