Segundo Domingo de Pascua, 27 de abril
- Esclavas Carmelitas
- hace 6 horas
- 1 Min. de lectura
Este Evangelio nos recuerda que la fe no siempre necesita pruebas visibles; a veces, basta con abrir el corazón. Tomás representa nuestras dudas humanas, pero Jesús no lo reprende, sino que se le muestra con ternura. Así, aprendemos que Dios entiende nuestras incertidumbres, y aun en medio de ellas, nos ofrece su paz y su presencia. "Bienaventurados los que creen sin haber visto" es una invitación a confiar, incluso en la oscuridad
María Hernando
Madrid
Comments