Dos actitudes nos marca la lectura de hoy:
La confianza en Dios sin bajar la guardia.
Pone más el acento en este último aspecto pero desde el primero: que nuestro corazón ponga su interés en lo que no se estropea procurando acumular un tesoro en el cielo.
Al mirar como va el mundo hoy parece que la humanidad tiene la actitud del criado que siente que su Señor tarda en llegar y se está dedicando a pegar a otros criados, a comer y a emborracharse y por eso estamos recibiendo muchos azotes.
El caso es que como hijos suyos tenemos que confiar en Él y en la palabra de Jesús que nos pide que estemos en vela, con la cintura ceñida y las lámparas encendidas para ser administradores fieles y prudentes.
Fidelidad y prudencia no son valores en alza en nuestra sociedad y en cambio son los requisitos para que el Señor nos siente a su mesa y se ponga a servirnos. Y son los valores que harán que el mundo tenga la luz que tanta falta hace.
Y a pesar de todo sin miedo porque somos el pequeño rebaño de Dios y nuestro Padre ha tenido a bien darnos un reino. Hagamos que Dios se sienta orgulloso de nosotros.
Carlos Corral, Plasencia
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