Domingo V de cuaresma 6 de abril
- Esclavas Carmelitas
- 3 abr
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En el camino cuaresmal, llegamos al quinto domingo que precede al Domingo de Ramos. Contemplamos hoy un relato evangélico lleno de dramatismo, pero que deja al descubierto el corazón de Cristo. Llevan ante Jesús a una mujer que ha sido sorprendida en adulterio. La ley de Moisés decía que había que apedrearla. Ante la pregunta engañosa de los escribas y fariseos, Jesús queda puesto en medio de una encrucijada, de su respuesta depende la vida de esta mujer y la suya propia también, porque buscaban algo con lo que poder acusarlo.
“Mientras escribía en el suelo con el dedo, dirá San Ambrosio de Milán, con el mismo dedo que había escrito la ley”, Jesús les presenta la verdad: "El que esté sin pecado, que tire la primera piedra", sus palabras llaman a la conversión. Jesús salva así a la mujer, pero también a los que querían apedrearla.
"Se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos" quedando Jesús frente a la mujer, nuevamente la misericordia se ríe del juicio. Y nosotros ¿Somos capaces de tener una actitud de misericordia y no de juicio con los hermanos? ¿Cómo abordamos las situaciones en las que nos cuesta comprender a los demás en nuestra familia, en el trabajo o en nuestras comunidades? ¿Acogemos al hermano siendo compasivos con él?
También Cristo se acerca hoy a nosotros, como a esta mujer de la que no sabemos su nombre, y nos invita a cambiar de vida. No nos condena, sino que nos ofrece su misericordia y su amor que nos mueve a la conversión y a escuchar sus palabras: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más”. El amor de Dios lo hace todo nuevo… “No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?” (Is 43, 18)
Marimar Gómez, omi
Segovia
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