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Foto del escritorEsclavas Carmelitas

Domingo V de Cuaresma, 17 de marzo

Estamos ya en el V Domingo de Cuaresma y nos acercamos al momento en que Jesús será crucificado. En la lectura de este domingo, del evangelio de San Juan 12, 20-33, vemos reflejado como Jesús sabe que se acerca el momento de su muerto al decir “Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre”; Aunque con esta frase también sabe que veremos la gloria de su Resurrección.

A continuación sigue tratando el tema de su muerte con la metáfora del grano de trigo que dice que cuando “el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo, pero si muere da mucho fruto”. Con esta frase nos demuestra que él sabe que va a morir para darnos a todos el fruto de la salvación, el muere para darnos la vida. Una muerte que demuestra el amor infinito que Dios nos tiene a los hombres y que demostró de la forma más grande, dando la vida de su hijo por la salvación de nuestra vida eterna.

También sigue la lectura con esta frase de Jesús: “El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna”. Con esto nos quiere decir, que la persona que vive su vida egoístamente, mirando solo para sí, sin entregarla a los demás, no conoce el amor. La generosidad crea vida en todo lo que podemos hacer por los demás, pero también en nosotros, porque al darnos a los demás nuestra vida cobrará sentido. Si no intentamos “sacrificar” nuestro bienestar en evitar el sufrimiento de los demás, pasaremos por la vida como el grano que cae en la tierra y queda infecundo. Creo que debemos seguir el camino que nos enseñó Jesús y que de nuestro paso, de nuestra entrega a los demás, encontremos la vida eterna a sulado.


Alfonso y María, Segovia

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