Avanzamos en este tiempo litúrgico de la Pascua y ya estamos en el IV domingo.
A este domingo se le llama domingo del Buen Pastor porque en el Evangelio Jesús se presenta a sí mismo como el Buen Pastor.
El Buen pastor conoce a sus ovejas una a una, las llama por su nombre y las cuida. ¡Qué consolador es saber que Jesús nos conoce uno por uno, que no somos anónimos para El, que conoce nuestro nombre. Jesús conoce nuestras vidas con sus alegrías, tristezas y debilidades. Él nos acompaña en el caminar de cada día.
El Buen Pastor ama. Jesús nos lo ha demostrado hasta el límite: da la vida por cada uno de nosotros.
El Buen Pastor da Vida. Estamos celebrando la Pascua, la victoria de la vida sobre la muerte. Nos espera la Gloria Eterna.
El evangelio de este domingo nos ofrece la oportunidad de centrar nuestras vidas en el servicio a los demás.
Además, hoy la Iglesia celebra la jornada mundial por las vocaciones.
La parroquia es la comunidad cristiana, iluminada por el ejemplo del Buen Pastor, en torno al propio párroco. En ella el sacerdote continúa la misión y la tarea de Jesús: "apacentar la grey", enseñar, dar la gracia, consolar, ayudar, convertir, y sobre todo amar.
Por esto, tenemos que amar a nuestros sacerdotes y rezar cada día por ellos.
Teresa García
Segovia
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