Tú lo dices: soy rey
En este pasaje podemos sentirnos reflejados en Pilato, tan desconcertado y dudoso, perdido e inseguro. Porque, ¿tenemos claro quién reina en nuestras vidas? ¿Quién maneja nuestro corazón en la dificultad?
Nos acordamos de Dios cuando en un momento de necesidad no vemos el camino claro y nos sentimos solos. No nos importa entregar a quien dio su vida por nosotros, a quien como Padre, nos acompaña en el sufrimiento, dándole sentido y consolándolo, pero lo cierto es que Él nunca nos abandona, siempre está presente para sostener y acompañarnos a cada uno de nosotros.
Jesús hoy nos dice “mi reino no es de este mundo” y nos invita nuevamente a seguir siendo testigos de su verdad, a reconocer su presencia en nosotros. Nos invita a dejarle reinar plenamente y desde un corazón sincero, no tener miedo de acoger en nuestras vidas la alegría de la eternidad.
Dejemos de perder el tiempo. Que no nos lo cuenten otros. No tengamos miedo a reconocer que solo Cristo ilumina nuestras vidas, y que únicamente en la oración y contemplación podremos descubrirnos como ciudadanos del cielo.
Elena Badal
Cuenca
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