Después de un intenso mes de julio en el que hemos dedicado todas nuestras energías a anunciar el Reino de Dios a tiempo y a destiempo a las más de 900 personas que han pasado por nuestro campamento de Cañizares, ahora empezamos un tiempo muy importante para nosotras.
No son propiamente vacaciones pero en estos días de agosto el corazón se toma un respiro con tiempos de oración intensa y muchos momentos de convivencia fraterna en los que tenemos la oportunidad de estrechar los lazos que nos unen antes de ser enviadas a la misión.
Es tiempo de oración en el que contemplamos la belleza creada, volvemos a pasar por el corazón tantos rostros e historias personales que hemos podido tocar durante este curso y nos acercamos más a Jesús.
Es tiempo también de convivir con las hermanas, reírnos, jugar, caminar por la sierra de Cuenca y compartir desde lo profundo todo aquello que mueve nuestro corazón.
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