¡Pues anda que no hay cosas que hacer, miles!
Yo, entre las tareas pendientes,las cotidianas, las laborales , de la familia....
No da tiempo a nada! No me extraña que María se agobiara, a mi me hubiese pasado igual que a ella, anda que no da faena la casa y con invitados más!
¡¡¡Y Marta tan sentada y tan tranquila, allí agustito a los pies de Jesús!! Qué cara, pobre María!
Es lo que nos sale, ¿no? Lo natural en la jornada de un adulto: limpiar, comprar, trabajar, ordenar... hacer, hacer, hacer... ¡¡¡Todo el tiempo hacer!!!!!
Cómo voy a rezar si tengo que hacer, cómo voy a descansar en Dios si tengo que hacer,cómo voy a leer su palabra si tengo que hacer, a formarme en la fe,a dedicar tiempo a los demás sí tengo TANTO QUE HACER!!!!!
Pues no! María se equivocó y con tanta faena va y se le olvida la parte mejor, la que elige alguien que tiene a Cristo delante, en su propia casa y a María se le pasó con tanto quehacer. Marta supo parar, hacer un stop.
Sabía de qué se trataba, conocía a quien iba a visitarlas, quién era El y hoy no tocaba hacer nada más
Ahora en vacaciones quizá sea bueno, muy bueno, sin duda la mejor elección, dejarnos de tanto hacer y parar, contemplar, mirarnos dentro y mirarlo a El como Marta y ver que nos dice, quien somos y qué lugar ocupa en nuestra vida
Que rabia que con tanto que hacer nos perdamos lo importante. La enseñanza de este evangelio está clara, clarísima:
Debemos parar, dejar de hacer mirar al Amor cómo Marta , la mejor opción sin duda.
Se me ocurre que tras esa interiorización con el Señor, seguro que pasaremos a la acción sabiendo que hacer.
Gloria al Señor
Belén Melero, Cuenca