La Santísima Trinidad es un gran misterio de amor, complejo de entender para cualquiera. Quizá la manera de intentar comprenderlo sea descomponerlo en cada una de sus personas:
Padre: omnipotente y creador, pero que se hizo padre de Jesús y habitó entre nosotros como hombre constructor de vida y amor.
Hijo: Jesús hecho hombre, que padeció y murió en la cruz para transmitir su evangelio y salvar a cada uno de nosotros. En su persona también está Dios y su resurrección ayuda a mantener viva nuestra fe.
Espíritu Santo: recibido y celebrado la semana anterior, que nos ilumina y concede dones para poder transmitir la palabra de Dios.
Tres formas que podemos contemplar unidas o por separado, pero que en todas ellas se palpa el amor de Dios y sin el cual es imposible comprender este misterio.
Noelia Bravo, Segovia