Jesús fue quien nos enseñó a anteponer la justicia del corazón a la justicia de nuestras manos. La misericordia es una de las cosas que Jesús nos pide tener más habitualmente, pues en el fondo es una de las virtudes en las que se basan después muchas otras.
La justicia que Jesús nos enseña es la que nos narra evangelios como éste, donde se nos invita fundamentalmente a dos cosas: una, a cuidar y no perder de vista nuestro corazón; y dos, a no intentar ser Él a la hora de juzgar a los demás.
Sólo ante los ojos de Dios podemos ser juzgados Sólo vistos con su mirada llena de amor y misericordia, se puede llegar a dar un juicio justo y verdadero.
Iñaki Navascues, Avila