Uno de los conceptos fundamentales de la vida cristiana es el concepto de la Voluntad de Dios. Nuestra relación con Él viene mediada por esta realidad. Él, en su infinita misericordia, ha querido, con una voluntad firme y fiel, primero, crear al hombre, para llenarlo de dones, y después, salvarlo, cuando se había perdido en el pecado.
Esta voluntad de salvación que es universal, se concreta admirablemente en lo particular. Así, Dios, está decidido a salvarte a ti y a mí. Y el camino para nuestra salvación nos lo va revelando según vamos viviendo. Porque es concretísimo, este camino de salvación, se adapta a nuestras circunstancias y multiplica las posibilidades de nuestra existencia. Dios, que es Bueno, quiere cosas buenas para mí y para ti. El problema ahora es confiar y discernir qué es lo concreto que Dios quiere para ti y decidirte a vivirlo.
Tranquilo, no eres el único que te has propuesto querer lo que el Señor quiere. Muchos grandes hombres y mujeres de la historia se han preguntado por la Voluntad de Dios para sus vidas, se han fiado y han hecho cosas grandes para Él. Ellos nos irán contando lo que saben sobre la Voluntad de Dios, por si pueden ayudarnos a cumplirla mejor. A partir de hoy compartiremos sus textos y nos alegraremos de tener un Señor que sólo tiene para nosotros designios de paz (cfr. Jer 29,11).