El capítulo III de la 1ª parte de nuestras Constituciones lleva por título: “Al servicio de la Iglesia”.
¿Qué significa para una Esclava Carmelita de la Sagrada Familia este capítulo? Más en concreto, ¿qué nos dice este título?
Esta sencilla frase contiene la clave de un estilo muy concreto de vivir, de estar en medio del mundo, de manifestar nuestra consagración bautismal. Queremos que nuestra vida sea servir a la Iglesia; esto se traduce en entrega, disponibilidad, apertura y en estar despiertas, ¿a quién?: a nuestra Madre y Maestra la Iglesia; a nuestra gran familia, la Iglesia; a los pequeños y a los grandes, a los ricos y a los pobres, a los sacerdotes, a las familias, a los consagrados, a todas las personas concretas que damos color y vida a la Iglesia. También a quienes la rechazan, a quienes se sienten heridos por Ella, a quienes la persiguen. Queremos servir a todo hombre y mujer que participa del misterio de ser Cuerpo de Cristo, de ser Iglesia.
Y, ¿cómo hacemos este servicio?
El Maestro en el evangelio de S. Juan nos indica el modo, será desde la paz: “La paz con vosotros” Jn 20,21a. Somos portadores, en un mundo con muchos conflictos externos e internos, de la Paz que nos ofrece el Señor, ¿la vivimos?, ¿la contagiamos? . Y algo impresionante, Jesús no escatima a la hora de confiar en el hombre, nos dice: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo.”Jn 20,21b
Escuchemos hoy nuevamente en nuestro interior las palabras de Jesús, sintamos que se aviva el fuego de nuestro corazón al escucharle, y cultivemos una actitud constante, en el día a día, en las más pequeñas cosas, de estar: AL SERVICIO DE LA IGLESIA.