Después de la emoción de la mañana, fortalecida nuestra comunión en torno a nuestro gobierno, y al Señor que lo ha dispuesto así en su Providencia, continúan las sesiones capitulares.
La vida fraterna pasa a examen. La vida en las comunidades, lo más concreto de nuestro amor a Dios, las cosas pequeñas y los detalles de cada día han sido protagonistas. La propuesta de Nazaret es sencilla, pero exigente. La sencillez, el amor y la alegría brotan de los corazones que quieren vivir en Nazaret.
José y María han sido testigos de nuestro deseo de seguir a Jesús desde la obediencia y la humildad del principio en Nazaret hasta la obediencia y la humillación de la Cruz en el Calvario. Que ellos sigan alentándonos en una entrega, que quiere ser total.
Seguid rezando por nosotras.