Apasionadas por Cristo volvemos del encuentro de Religiosos jóvenes en Salamanca en el que hemos participado las hermanas Mª Victoria, Blanca, Lilly y Teresa, los días 5 al 7 de diciembre de 2015. Este encuentro ha sido organizado por CONFER que en el Año de la Vida Consagrada muestra así su preocupación por los religiosos jóvenes. Se nos invitó a contemplar el icono de la Visitación y pusimos los ojos en María que sale en busca de Isabel de la que recibe una bendición (“feliz porque has creído”) y ante la que proclama su Magníficat. Como María nos pusimos en camino desde Andújar Cuenca, Madrid, Segovia.
Antes de llegar a nuestro destino hicimos una parada en casa de los padres de la Hna. Teresa para comer; su familia nos acogió con mucho cariño. Ya en Salamanca nos recibieron en su casa-residencia las Hermanas de la Consolación y comenzamos nuestro encuentro junto con los 250 religiosos en la Casa de la Iglesiaseminario de Salamanca. Estos días hemos vivido momentos de encuentro con religiosos de diversos carismas y culturas pero unidos por la pasión por Cristo. Este amor compartido lo hemos avivado en la oración común, en los grupos de diálogo y reflexión, en distintos talleres y, sobre todo, gracias a la presencia alentadora de la Iglesia en la persona del Cardenal Joao Braz Aviz, Prefecto de la CIVSA y el equipo organizador de CONFER.
La oración común ha tenido lugar cada tarde en la capilla del Seminario. A través de la Palabra de Dios, canciones e incluso bailes de distintas culturas, nos hemos puesto a la escucha de la voluntad de Dios. También cada mañana hemos celebrado la Eucaristía juntos en la Iglesia de San Esteban. Además, asistimos a la Vigilia diocesana de la Inmaculada la noche del 7 de diciembre. En los grupos de diálogo cada uno ha compartido su experiencia con mucha transparencia. Esto nos ha hecho más conscientes de las dificultades y preguntas de los religiosos jóvenes. Nos hemos dejado involucrar por estas búsquedas, hemos afianzado la pertenencia a nuestro carisma y hemos sentido la llamada a la intercesión por todos los consagrados.
Por grupos hemos realizado talleres, a modo de catequesis dinámicas, sobre la misión en la Iglesia, el arte y la expresión corporal, la interioridad y la diversidad cultural y generacional de las comunidades. En ellos se nos han lanzado algunas preguntas: ¿Cómo escapar del activismo?, ¿cómo no ignorar mi cuerpo en la realidad cotidiana?, ¿cómo encontrar a Dios dentro de nosotros mismos? , ¿Cómo construir comunidad a pesar de las diferencias? Las sesiones nos han ayudado a profundizar en nuestra experiencia y llamada y, a través de la escucha y la reflexión personal, se nos han abierto caminos para seguir mejor a Cristo. Las palabras cercanas y amables del Cardenal nos iluminaron y alentaron. El misterio Trinitario, ante todo hemos de vivirlo, nos dijo. Los religiosos con nuestros votos, somos profetas de esta vida de amor trinitaria por eso debemos madurar constantemente en la vivencia de los mismos. Con respecto al voto de castidad, insistió en la necesidad de abrirnos al amor, tanto de Dios como de los hermanos, y a hacernos pequeños para poder amar. También nos invitó a crecer en la vivencia de la obediencia: para ser dóciles sin rompernos. Es necesario expresar lo que llevamos dentro a los superiores y confiar siempre en Dios como Jesús crucificado. Fue muy interesante el diálogo que mantuvo con los religiosos jóvenes tanto por la sinceridad de estos, como por el cariño y la sencillez del cardenal. En definitiva, el encuentro ha sido muy enriquecedor para todos los que hemos participado.
Volvemos a casa con muchas ganas de ser fieles a nuestra vocación y agradecidas por la oportunidad que nuestras superioras nos han brindado.
